Una mano, nada más que eso.

Cada tanto cae un domingo 7 de diciembre, en el almanaque.
Y es costumbre en San Augusto de los Almendros, juntar un lote de personas, y que esto no afecte la vida normal de la aldea, subirlos a un camión (en este caso el de Fermín), y partir a las montañas a ayudar a los vecinos más alejados o que por la nieve se encuentran aislados y con necesidades básicas.
Algo así como el espíritu navideño,
Según el padre Jorge, caridad cristiana, y según quien sea lo definirá como le venga en ganas.
Don Bartolomé que tiene una idea de los males que achacan a cada habitante de la zona, nos provee de los remedios necesarios para cada uno, incluído algún pañal para los posibles partos que puedan ocurrir de acuerdo al cálculo de las lunas.
Y listo, esta vez somos de la partida, Fermín, Cloe con su botiquín y todas sus experiencias, Renato, Primitivo, Agustina, Lola, Anselmo y sus herramientas, Suit, un municipal (por cualquier cosa), y yo.
Comidas, bebidas, remedios, ropas donadas por Marieta, algún adorno navideño, un par de radios por cualquier cosa y sobre todo ganas de ayudar.
So...
Por un par de semanas (volvemos para navidad), entre todas las cosas que debería informar, la primera es que Paco queda a cargo, y Fernandina y Honoberto lo ayudarán. Ocviamente los menús serán más simples y a pedido.
No fastidien al hombre.
Madame Gabu se ha ofrecido a engalanar la cantina, pero no es necesariamente la única, y por otro lado recuerden que estamos de cumplunius!!!!, hagan lo suyo, caramba!
Ah!, Por cierto, hay socias que no han informado de su día..., es hora que reyyenen la ficha.
Y nada más, deseenos suerte, y no hagan renegar a Paco.
Cuidesennnn.