lunes, febrero 26, 2007

El vals de Matilda.

Un dos tres, un dos tres, Strauss inunda la pista y Matilda gira y gira al compás, un dos tres, un dos tres...
Amanda es la florista del pueblo y desde que murió la mamá de Matilda, la cuida como si fuera propia.
Todas las mañanas, José se despierta temprano, lleva a Matilda el desayuno a la cama, y al rato salen juntos, la deja de paso en la escuela, y se encamina al puerto, otro día de pesca.
Todos los mediodías, Matilda se va al negocio de Amanda, comen algo en el puesto de flores que tiene junto a la iglesia, y en la tarde, mientras Amanda atiende a los clientes, Matilda hace la tarea y se encarga de repartir los pedidos.
A la tardecita, parte con atillos de azahares, de violetas y jazmines en una canastita, y los vende en la cantina...
Pasea entre las mesas su simpatía y frescura, no le faltan clientes.
Después de las 7, Paco la echa, es tarde, nada de críos en la noche. Deja su canastita en un costado con un cartelito con el precio de cada atado, y se va.
Al día siguiente no habrá ni una flor, en cambio tendrá una pila de monedas
Un dos tres, un dos tres, Matilda baila y baila, Paco la lleva con firmeza y ella se desliza con placer.
Amanda le deja que se quede con lo que gana de la venta ambulante para sus cosas. Matilda sueña con un vestido, con sus quince, con el vals y lo guarda todo para su fiesta.
José me vino a hablar, me contó del sueño de su hija, me contó que Amanda le está haciendo el vestido en secreto, que han juntado un dinero y quieren sorprenderla.
Matilda es dueña de muchas de nuestras sonrisas.
José nos cuenta sus planes, el resto queda a cargo nuestro.
Lola confabulará con Amanda para que la sorpresa sea perfecta.
Cloe aportará la torta, Anselmo se encargará de buscar a los amigos que viven lejos.
Un dos tres, un dos tres, Matilda pasa de mano en mano, cambia de acompañante, uno tras otro se la disputan, la alegría de sus ojos ilumina la cantina.
Hace rato que estamos todos.
Falta José...
En cambio vino Don Jesús, el patrón del puerto. Me cuenta del accidente. Me cuenta de la explosión. Me cuenta del cuerpo sin vida de José.
Me acerco a Matilda.
La tomo entre mis brazos...y bailamos...
Le cuento..., despacito, trato de ser tierno...
Se aferra a mí, y llora en silencio...
Y bailamos...
Un dos tres, un dos tres, Matilda flota en la pista, Strauss nos envuelve..., yo la sostengo, ella grita de dolor...
Baila Matilda, baila, y que el vals no acabe...
Un dos tres, un dos tres, un dos tres, un dos tres...

lunes, febrero 19, 2007

El triángulo, superficie

Anselmo salió del taller y recogió a los niños. Pasó primero por la guardería, luego la escuela. Cuando enfiló para la casa comentó:
- y si pasamos por la playa a jugar a la pelota un rató?, todavía hay tiempo...,
La cara de alegría fue suficiente respuesta. Alguien tendría que despabilar a su papá, se estaba perdiendo la mejor edad de sus hijos. Detuvo el furgoncito cerca del muelle, y bajaron a las corridas, puro grito y diversión. Juance, feliz, llevaba el balón, detrás los demás.
Armaron dos arcos, y comenzó el partido..., los chicos reían, Anselmo miraba hacia la cantina, le parecía haber visto llegar al padre...
Juan pasó derecho a la terraza, buscaba a la dueña del convertible, sin su anillo de casado y con su caracterización de hombre incomprendido, registraba el lugar buscando la presa. La semana habia sido muy pesada en el trabajo, además Luly lo tenía cansado con sus constantes quejas... Le vendría bien un "recreo"..., y la vió.
Esas piernas..., largas, bronceadas, la silueta perfécta, el pelo largo y ondulado, la ropa elegante sin llamar la atención... había dinero, belleza, se palpaba la buena vida, Juan se presagió un atardecer de lujuria...
Ella lo vió, no la había reconocido, su sonrisa mezclaba sorpresa y placer, su gesto al mirarlo fue de recuerdos instantaneos, agolpándose en ese momento, mezclando los bancos del colegio y los malabares en la cama, complicidades y desconfianzas, demasiadas cosas se entrechocaban en su mente...
-Juan, vos?!
-...Leo?, pero, pero, que gusto!, qué sorpresa!, qué placer verte!,..
Se abrazaron. Tanto tiempo..., desde el casamiento que no se veían, uno que otro chisme, algún comentario de terceros y nada más...,
Aunque en realidad, ella sabía mucho más...
Juan comenzó recordando los viejos tiempos, los buenos viejos momentos, salteó los malentendidos e insinuó un flirteo, tanteando alguna respuesta...
Leonor lo escuchaba y sonreía, hasta que vió el movimiento. Se recostó en la silla y su sonrisa fue más amplia y llena de promesas.
Juan malinterpretó el gesto, y continuó su lance. Detrás apareció Luly, lo ignoró por completo y saludó a Leo...
El hombre, farfulló una innecesaria explicación.
-Ho-hola, a qué no sábes?, mira con quién me encontré...
Luly lo miró con cierta lástima, Leonor le tomó la mano y le dijo:
-Será mejor que le digas...
-Mira Juan, lamento que nos encontraramos así, pero dá igual,... dejé una nota en la casa, con explicaciones...,mmm una nota de despedida...
-Despedida?, pero de qué estás...?
-Es el final, se acabó, nos vamos..., dijo Leo, pasándole el brazo sobre los hombros a Lucía...
-Ustedes?, no entiendo..., insistía el hombre
-Juan, la frase "ese era mi lugar", no estaba dedicada a Luly, sino a ti... dijo Leonor con desdén, y terminó -nos amamos..., te lo explicaría..., pero no vale la pena...
Lucía la miró con cariño y la besó. Se levantaron y tomadas de la mano se marcharon, juntas...
Juan miraba atontado como su mujer se iba con su amante...
...
-Juaaaannn!, gritaba Anselmo desde la playa, mientras le hacía señas, Juaaaannn!!!...
El hombre, seguía sin comprender, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿y ahora?,... aturdido, se levantó de la silla, y vió a sus hijos jugando a la pelota en la playa...,
-qué diablos!,
y fue con ellos...

lunes, febrero 12, 2007

Triángulo, la hipotenusa

Primero la internaron.
Seis meses
Después el tratamiento durante 2 años, horas de terapia, baterías de psicofarmacos, antidepresivos, las pastillitas rosas, las roja y blanca, y las amarillas...,
Ahora, la medicación y una sesión semanal, y atentos por la recaída.
Y volvió...
El título universitario, los cuatro años de su relación con Gaby...
La psicóloga que convenció al padre de la importancia que Leo conviviera con su pareja. "La contención", le dijo.
Ocho años desde la humillación, del dolor, de la traición, del estallido...
El intenso y bien pagado cargo en el estudio del padre, la comprención en las charlas con la madre...y poco a poco...
Era hora de poner las cosas en claro.
Primero con Gaby. Hubo lágrimas, pero era hora de ser sincera.
Hasta acá llegamos. No sos vos, soy yo...
Optó por esconder sus planes y dijo vagamente de un fin de semana largo en la costa.
Unas pocas cosas necesarias y a la ruta.
Juan y Luly...
Algunos contactos. El anonimato de las salas de chat. Escapadas furtivas cada tanto...
Ocho años, tres hijos, una hipoteca...
Recuerdos de una niñez inocente, y de una adolecencia intensa...
y la boda...
los amigos que la olvidaron, que la abandonaron
El convertible bajó de la autovía, y tomó camino a la aldea, unas pocas cuadras y estacionó junto al malecón.
No recordaba la terraza que se veía junto a la casa. Posiblemente cambios para atraer más turistas, pensó.
El mar estaba calmo y azul.
La brisa daba un toque justo, trayendo un fuerte aroma a jazmines...
Era un bonito día para morir, decía la canción en la radio...
Se puso la capelina, se bajó del auto y caminó hacia la cantina.
Como siempre, los hombres dejaron de hablar cuando la vieron.
De pasada le pidió a Paco "una cava, rossé, y unas tapas, por favor, y me las dejas en una mesa de afuera, voy hasta la orilla y vuelvo"
Se arremangó los pantalones y se fue a caminar por la orilla.
Pensaba en el re-encuentro.
Tarareaba felíz...

martes, febrero 06, 2007

El triángulo, cateto menor

Ya se cumplían ocho años...
Se conocen desde antes que el mundo se convirtiera en una aventura, cuando la vida no tenía sexos, solo amistad...
Compartieron el banco en tercer grado, detrás de Leonor, fue cuando Luly dijo que ella jugaría de arquero...
Se fueron de campamento los tres, en carpa, a pasar unos dias a las sierras, que tendrían por entonces?, nueve años, diez?
y cuando le entablillaron la pata al perro de don Bartolomé!, y el perro no tenía nada...
o cuando escapaban de la escuela y se bañaban en el arroyo desnudos, para que no se les mojara la ropa y los descubrieran...
Luly..., su amig"a/o" Luly...
Y después crecieron.
Leonor y sus tetas..., ja!, pero Luly sabía hacerlo reír...
Leonor y cada una de sus curvas..., y la diversión con Luciana..., y el sexo.
Con Luly el inició..., mal, como todos, pero como mejoró, entusiasmo y creatividad, decían.
Y después hubo otras para él, incluso Leo..., y Luly tambien tuvo lo suyo, épocas de excesos, de alegría... de rock & roll
Hasta que una mañana Luly entró a su cuarto, en la casa de sus padres, y se lo dijo.
Su amiga Luly necesitaba una mano, y Juan no dudó.
Tampoco dudó quien era el padre. El se haría cargo..., y se casaron
Era su responsabilidad.
Para eso están los amigos. Y la idea de un crío...
Cambiaron de geografía, consiguió trabajo en una distribuidora, y con el nacimiento de Juan Celso, Juan C. como le decía él, se asentaron, una casita con jardín, tres dormitorios, un fondo.
Y así empezaron...
Y un día le dijo que estaba embarazada... -otra vez?!, no entiendo, pero no tomaste?, -no, le contestó, quiero tener más..., -pero, habíamos quedado...
y Juan empezo a entender...
Cuando nació el tercero, Juan le sonrió a los parientes, repartió cigarros, y se preguntó como seguiría esto..., y si importaba...
No, no importaba...
El deber, un camino sin retorno.
El recreo, la cantina.
Una o dos veces por semana, alguna de las turistas que tomaban una copa en la cantina del muelle, se fijaban en él.
Una o dos veces por semana, él ponía su cara, mezcla de incomprensión y tristeza, y algún pecho maternal le consolaba.
Una o dos veces por semana, por unos minutos, él no se sentía atrapado...
Después del trabajo, caminó hacia el muelle.
Hora de la copita del atardecer... y quizás algo más...
Al pasar junto a los coches vió el espléndido convertible y confió en su suerte.
Compuso su personaje de seductor incomprendido y entró.
Mientras tanto.
Leonor bebía su vino en la terraza...

viernes, febrero 02, 2007

Sabiduría paterna, continuación

En eso, Donato que jugaba dominó con Jovito en la mesa del al lado, gira la cabeza y dice:
-Mire Primitivo, en mi opinión, y con todo respeto, su padre era un soberano animal, y con todas las de la ley..., como le va a preguntar eso a un crío de cinco años?... DE CINCO AÑOS!!!
-yo por lo menos, sé quien fue mi papá..., con todo respeto, claro, contestó Primitivo
-se arma..., murmuró Paco.
Jovito, pacificó, -oiga Primitivo, no se cabree, reconozca que esas cosas no se le preguntan a un chico de cinco años.
-y seré curioso, caballero, a qué edad se le pregunta?, cuando está enmarcando el título de Dotorrr?, o cuándo se está por casar, tal vez?, apuró Primitivo levantando el tono, mientras le ponía más soda al vermouth.
-le diré que a mi me sorprendió, me pareció que Uds. eran un poco jóvenes, terció Suit, tras apropiarse de la última rebanada de cantimpalo
-no sé, no sé, pero les diré algo, mi padre con los años acumuló una enorme fortuna, sin embargo a él nadie le preguntó que quería hacer con su vida...
-...
-además, el hecho que mi abuelo lo haya educado para que fuera exitoso en los negocios, no quiere decir que tenía derecho a decidir por él, continuó Primitivo con tono firme, pinchando un pulpito a la gallega.
-mira, le contestó Anselmo, uno trata de hacer por lo mejor...
-y Uds. creen que mi padre no?.
-pues sí, hombre, claro que sí, pero creo que hay un momento para cada cosa, y cinco años es un poco...
-prematuro?, acotó Fermín y se servía una generosa porción de perníl.
-Y de qué sirvió?, preguntó Jovito tratando de embocar un maní al vuelo.
-Qué dice?, yo tengo mi casa..., contestó Primitivo con orgullo.
-si pero ...
-y mi hermano Ismael el camioncito grúa que usa para trabajar..., a ver, Anselmo, ¿ Ismael no lleva coches a reparar en tu taller?
-ahá, confirmó Anselmo.
-no me refiero a eso, dijo Jovito.
-explíquese, le pidió Primitivo malhumorado, mirando con pena su copa vacía...
-Pues, amigo, Ud tiene una casa que alquila los veranos a los turistas, mientras tanto vive en la playa o por ahí, y de ese dinero vive durante el resto del año...
-y me parece muy digno!
-no digo que no, y su hermano trabaja con su camioncito, pero como no tiene donde caerse muerto vive con Ud...
-si si, es como una sociedad...
-en cambio sus hermanas...
-ahí tiene, mis hermanas tienen gran educación.
-a eso voy...
-y además han hecho mucho dinero, y viajado a todas partes...
-es lo que digo, y cuando vienen al pueblo y ven a su familia, qué opinan?
-y..., se les nota cierta tristeza...
-vergüenza querrá decir?, de sus hermanos?, de su familia?, hurgó Donato con sorna.
-no, tristeza. Ellas no tienen una casa como yo, y cuando vienen a la aldea deben ir a un hotel...
-Pacoooooo..., dijeron a coro.