Las superestrellas de rock tambien respiran

-está bien, Suit?, pregunté cuando lo ví con cara medio bajoneada.
-mmno, a veces uno se olvida de la gente, y piensa que porque son estrellas..., me sirve un juanito etiqueta roja?
-sale,... pariente o amigo?
-sabe que no sé, mi tío Jaime se separó cuando yo era muy chico. Mi familia era hipócritamente religiosa en aquél entonces, o sea que dejamos de verlo seguido, y a la ex mujer y los chicos nunca más. Pasaron los años y de Jaime nada. Hasta que yo crecí lo suficiente como para ser invitado a los casamientos de la familia. Y ahí me reencontré con él. Cada vez que podía se nos arrimaba para contar cosas de su vida, y sobre todo de la de sus hijos, mis primos. Alberto, el mayor, de chico iba al mismo conservatorio que mi hermana a tomar clases de piano. En ese entonces, aquel flacucho morochito de pantalones cortos disfrutaba flotando sobre el teclado como un ángel. Un placer. El tema es, que escuchabamos a mi tío Jaime como nos contaba de la vida de Albertito con un orgullo que rozaba la admiración. Y así lo fuimos conociendo. Reunión tras reunión, casamiento tras casamiento, nos fuimos enterando de como Albertito crecía y crecía. Dejaba, los clásicos y pasaba al rock, y seguía subiendo. Y Jaime hablaba y hablaba, y nosotros más allá de la fama del rockanrollero, nos fuimos encariñando con ese primo desconocido, en realidad con la relación padre-hijo, vista desde los ojos del padre. Ese pobre hombre estaba tan orgulloso de su niño y no tenía una familia para compartirlo. El tiempo pasó y todos fuimos creciendo y alejándonos más y más. Con Alberto nos cruzamos en un par de aeropuertos y el bar de algún hotel. Por supuesto él nunca supo quién era yo y por lo tanto que estuve ahí. En cambio, yo lo conocía de las revistas de "onda" como Rolling Stones y otras. Ya con Jaime, por una cuestión de edades nos veíamos cada vez menos, sólo en los entierros. Hasta que llegó el de él. Y la vida continuó. Mi primo Alberto, siguió en su carrera de estrella de rock, siempre para arriba. Cambió de bandas un par de veces, se casó otras tantas, tuvo algún hijo, y finalmente el alcohol y las drogas lo pasearon por las páginas policiales además de las de espectáculos. De alguna manera, ya no queda mucho de aquel recuerdo, de la relación padre hijo que mostraba Jaime con enorme orgullo, en cada uno de sus cuentos. Hoy leí en el diario que mi primo está internado, que sus excesos deciden por él y la muerte está a la vuelta de la esquina. Los que lo rodean no queda muy en claro por qué están a su lado...
-...
-y entonces, no sé por qué, pero cuando ví que Jagger cumplió 65, y que está en condiciones de cobrar su jubilación, algo como decir que tiene carnet de Pami, se me ocurrió recordar que las superestrellas de rock también son humanos..., o lo fueron; y no sé por qué, pero me acordé de mi tío Jaime y de su hijo Alberto, cuando tenía diez años, con sus pantalones cortos, volando sobre el teclado... y me dió una gran pena, infinita y cruel..., me sirve otro por favor...